El camino es perfecto como un inmenso espacio donde no hay carencia ni exceso de nada. De hecho, se debe a nuestra capacidad de escoger o rechazar que vemos la auténtica naturaleza de las cosas.
No vivas en la confusión de las cosas externas ni en la sensación de vacío interior.
Permanece sereno en la singularidad de las cosas y estos enfoques erróneos desaparecerán por si mismos.
Cuando intentas detener la actividad para alcanzar la tranquilidad el mismo esfuerzo te llena de actividad.
Mientras permanezcas en cualquiera de los dos extremos, no llegarás a la singularidad.
Kainchi Sosan (fallecido en el 606),
Hiin Hisin Ming
La serenidad es una de las cualidades más desafiantes de cultivar en un mundo que constantemente nos invita a querer más. La cita de Sosan nos habla de un camino que ya es perfecto, donde el equilibrio surge de aceptar cada momento sin agregar ni quitar nada. En la psicología del bienestar, el propósito se entiende no como una búsqueda externa, sino como una manifestación de nuestra paz interior. Aprender a vivir en esa serenidad, tal y como somos, sin perseguir una tranquilidad idealizada, nos permite conectar con lo que realmente es esencial.
La reflexión de Sosan nos llama a soltar la dependencia de las cosas externas, esas que pueden llegar a confundirnos o vaciarnos. En el coaching de propósito, este es un punto de partida importante, ya que reencontrar nuestro propósito implica revisar nuestras prioridades y observar si están alineadas con nuestro ser auténtico. Cuando dejamos de buscar validación fuera, encontramos la libertad de valorar lo que realmente tiene sentido. La vida, entonces, se transforma en un espacio donde el propósito no está en lo que conseguimos, sino en cómo nos sentimos en cada instante.
Aceptar “la singularidad de las cosas” nos recuerda que cada día tiene su propia esencia y que en esa aceptación está la clave de la paz interior. En el camino hacia la serenidad, evitar los extremos nos da una estabilidad profunda. Porque cuando vamos al extremo, ya sea en la actividad constante o en la inacción, perdemos ese equilibrio que solo se encuentra en el punto medio. En el coaching, esta capacidad de mantenernos en el centro, sin ser arrastrados por la presión ni por la inercia, es fundamental para desarrollar un propósito que no dependa de factores externos.
Para muchos, la paz interior no requiere de grandes cambios, sino de una serie de pequeñas decisiones diarias. Reconocer lo que ya es, lo que nos aporta bienestar, es la esencia de la serenidad. Así, vivir en la singularidad de los días se convierte en un propósito en sí mismo: una manera de existir que nos permite valorar cada momento como una oportunidad para ser, sin más.
Desde esta perspectiva, la vida se abre como un espacio sin carencia ni exceso, donde podemos experimentar la verdadera libertad de ser, sin perseguir la perfección ni la necesidad de estar siempre en movimiento. La verdadera paz, como nos enseña Sosan, está en aceptar que todo lo que necesitamos ya habita en nosotros. Vivir con serenidad, desde la autenticidad, es vivir plenamente en la singularidad de cada instante.